15/10/18

De pinchazos y timbrazos

Eso de tocar el timbre y salir corriendo siempre ha sido una travesura infantil de escasa relevancia, una especie de inofensivo ritual de paso de mucho adolescente en puertas.  

El problema en Tierz radica en que no es un fenómeno episódico. Los vecinos de determinadas zonas del pueblo llevamos aguantando durante varios años este problema cronificado sistemáticamente en fines de semana y periodos de vacaciones escolares. Otro aspecto que agrava lo que deja de ser una travesura infantil para convertirlo en una gamberrada sin paliativos es que el horario de los molestos timbrazos es absolutamente intempestivo, provocando con ello los consiguientes sobresaltos.

Y otro aspecto aún más grave se añade al hecho: coincidiendo con el incivismo denunciado se han constatado pinchazos de ruedas en vehículos que pernoctan en la calle; también el lanzamiento de basura a las zonas de entrada de algunas de las casas adosadas. O, incluso, el apedreamiento de gatos callejeros.

Todo ello ha llevado a algunos vecinos a instalar cámaras de grabación en un intento de poder obtener una prueba para iniciar una demanda en condiciones. Sin percatarse de que puede ser motivo de sanción una instalación de tal tipo que enfoque hacia la calle; pero ese es otro tema.
Y eso que no hace demasiada falta. Basta con indagar un poco entre jóvenes de esa edad y te encuentras con facilidad quien te dice estar harto/a de esos comportamientos, llevarse mal con ellos y comienza a soltarte nombres y apellidos uno tras otro.

En fin que éste es uno de los episodios de incivismo que se vive en esta localidad. Añadamos los conductores que atraviesan la acera por no conducir cien metros y cambiar de sentido en condiciones, la polémica de los aparcamientos (con bando municipal por medio; 7 agosto 2018), la poca diligencia en el asunto de excrementos caninos, ruidos nocturnos (llamamiento del alcalde 23 julio 2018) y alguna que otra cosa más.
Posiblemente tampoco ayude a crear un clima de cordial convivencia el adjetivo de "colonos" que usan peyorativamente los jóvenes agresores de la convivencia , concepto que, entiendo, les habrá sido enseñando por algún adulto de indisimulada xenofobia.

Finalmente, dos consejillos gratis a los gamberretes:
1.- Hecha la fechoría. no os jactéis de ello. Siempre hay quien, ajeno a los hechos, os oye (en el autobús por ejemplo). Por otra parte, en un grupo de once, es posible (seguro, en realidad) que alguno se vaya de la lengua.
2.- Si es de noche y va casi todo el mundo de oscuro, no es muy inteligente vestir pantalones cortos y camiseta de color blanco; tampoco llevar una sudadera de ese mismo color, aunque trates de ocultarte con la capucha puesta.
De nada por los consejos. Uno viene de donde viene y sabe algo de algunas cosas de este estilo y otras aún más serias; pero no me pondré en plan abuelo Cebolleta.

Eso sí os recomiendo que si hacéis alguna travesura, que ésta sea inofensiva tanto para víctimas como para vosotros. Seguro que sois perfectamente capaces de ubicar la línea roja que separa una broma de un acto delictivo que puede tener consecuencias tanto para vosotros como para vuestros padres y/o tutores.